Gesto y eficacia de Popelka en Ibercamera (★★★✩✩)

Crítica de clásica

Bravos y entusiasmo en las versiones straussianas y en el Concierto de Mendelssohn de la Sinfónica de Viena

Petr Popelka con Renaud Capuçon y la Simfònica de Viena en L'Auditori de Barcelona

Petr Popelka con Renaud Capuçon y la Simfònica de Viena en L'Auditori de Barcelona

Mario Wurzburger

Orquesta Sinfónica de Viena (★★★✩✩)

Solista: Renaud Capuçon, violín. Director: Petr Popelka. Lugar y fecha: L’Auditori (4/VI/2025). Clausura de la temporada IberCamera

IberCamera ha cerrado su temporada de forma brillante y festiva, sobre todo en la segunda parte de un concierto que nos ha aportado alegría y calidad. Y además nos ha hecho pensar, una cosa importante -para mí al menos- y siempre objetivo de la crítica.

Todos hacemos una valoración de los resultados del trabajo realizado en el concierto. En la inmediatez del gusto hubo bravos y entusiasmo en las versiones straussianas y en el Concierto de Mendelssohn, aunque la Obertura de La Consagración de la Casa de Beethoven tuvo escaso eco.

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Pero me llamó la atención el trabajo y el gesto del joven Popelka claramente diferenciado, como el carácter del repertorio, en primera y segunda parte. En el romanticismo (Beethoven-Mendelssohn) su gesto (su concepción) fue mecánico, vertical, sin dejar ocasión al fraseo horizontal, a las tensiones, sobretodo en el Concierto de Mendelssohn.

El pensamiento del director se expresa a través del gesto, y se pudo ver cómo en los Strauss era, en cambio, personal

El pensamiento del director se expresa a través del gesto, y se pudo ver cómo en los Strauss era, en cambio, personal, más acorde a lo que quería expresar –e hizo- la orquesta.

Y se vio desde los primeros compases del Dynamiden Vals de Josef Strauss un fraseo sutil, logradas aspiraciones en la cuerda, e intensidad y claridad de estilo. Y también en la suite El caballero de la rosa de Richard Strauss brilló el vals, pero ya con un carácter que anticipaba grandes crisis europeas. Excelente el trabajo de Popelka y la orquesta en esta suite, de depurada rítmica y riqueza de registros expresivos.

La Sinfónica de Viena, al final del concierto en L'Auditori

La Sinfónica de Viena, al final del concierto en L'Auditori

Mario Wurzburger

Indudablemente este ámbito musical va mejor a su trabajo que la desvaída versión, con un violinista de pretensiones pero que no llega (con sonido inestable en el solo inicial, una cadencia indiferente), aunque con destello de buena musicalidad en pasajes líricos, todo enmarcado en un trabajo orquestal acompasado, rápido, y sin profundidad expresiva. Igual la obertura de Beethoven que abrió el programa cuya estilística está aún lejos del joven director.

Orquesta brillante pues, entregada al mundo del vals vienés en las propinas que cerraron el concierto, y un director que mostró su buen hacer en los repertorios bailables de la Viena burguesa y su recuerdo en el lenguaje más personal del gran Richard Strauss, como en sus momentos trascendentes.

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