En su novela ensayística El cuarto de atrás, la escritora Carmen Martín Gaite escribió una “oda al acto mágico de la creación”, asegura Rakel Camacho, que es la responsable de la dirección de la versión teatral que ahora llega al teatro Goya, después de hacer temporada en Madrid, con producción de Lantia Escénica, de Focus. Coincidiendo con el centenario del nacimiento de la escritora salmantina, María Folguera ha hecho la adaptación para el escenario, que cuenta con la interpretación de Emma Suárez, Alberto Iglesias y Nora Hernández.
La directora Rakel Camacho, que viene de triunfar con su Fuenteovejuna en el Festival de Almagro, explica: “Esta obra tiene una gran dosis de metateatralidad. Transmitir esto al espectador, todo ese cuarto de atrás donde ‘entender y soñar es la condena de mis noches’, como dice la protagonista, es una de las frases que nos ha empujado en la dramaturgia y en el montaje”. La obra transcurre durante una sola noche, “entre el sueño y la vigilia”, y se cuenta “la historia de un país, que va de la oscuridad a la luz, de la noche al amanecer”.
“Como decía la escritora, para sobrevivir hay que imaginar”, declara la actriz
Folguera, responsable de la adaptación, refiere: “Me preguntan que cómo he podido adaptar una obra tan compleja, y creo que ha habido algo de orgánico. La aparición del hombre de negro ayuda a avanzar porque hace las preguntas adecuadas que conducen la adaptación”. Es el interlocutor necesario. “En la obra de Martín Gaite el miedo está muy presente y en esta obra el hombre de negro reconduce este miedo”.
Y asegura: “Todo lo que se dice en la obra sale del libro, de esas frondosas páginas de Martín Gaite. Cuando Emma Suárez leyó el texto por primera vez, parecía que lo hubiera ensayado. Y trabajar con Alberto Iglesias, que además de actor es escritor, ayuda mucho en este proceso. Entre todos hemos pulido el texto. Todo lo que quitamos era una pena, pero era por el bien de la obra”.
Por su parte, el actor Alberto Iglesias, que interpreta al hombre de negro, lanza un aviso al espectador: “Como prevención o como consejo de amigo, funciona muy bien decirle al público que deje la parte lógica en casa y que venga a vivir esta experiencia, sin pretender entenderlo todo, para seguir este viaje. El caos está manejado está llevado de una manera sobria, delicada y sensible por Rakel Camacho”.
“En la obra de Martín Gaite el miedo está muy presente” reconoce la directora
La actriz Emma Suárez, que encarna a un trasunto de la escritora, recuerda: “Estuve en el Goya de muy joven con Bajarse al moro. Ahora es un placer ser la voz de Martín Gaite. Llevaba mucho tiempo sin hacer teatro y cuando leí este texto descubrí algo muy poderoso que me retaba a hacerlo. Creamos ese cuarto de atrás donde poder imaginar porque, como decía Martín Gaite, para sobrevivir hay que imaginar. Habla de ese refugio donde se metía recortando mariquitas durante la guerra, de recuperar la memoria. Ella quiere escribir una novela y ese hombre de negro la empuja a escribir, pero también la hace perderse”.
“Se avanza en un proceso que es mental y lo hacemos tangible. Es muy importante la teatralidad. La sala de ensayos era una caja de sensaciones, un hervidero de sentimientos”, resume Camacho. “Es una obra que te lleva de viaje y hay momentos en que me siento interpretando a una Alicia. Y no debe de ser casualidad, porque Carmen Martín Gaite dedica el libro a Lewis Carroll”, concluye Suárez.