Trump llama “estúpidos” a sus seguidores que piden que se aclare el caso Epstein

Fractura MAGA

El presidente expresa ira y muestra la enorme grieta abierta en su movimiento

TOPSHOT - US President Donald Trump meets with Bahraini Crown Prince Salman bin Hamad al-Khalifa in the Oval Office of the White House in Washington, DC, on July 16, 2025. (Photo by ANDREW CABALLERO-REYNOLDS / AFP)

Trump recibió ayer en el despacho oval al príncipe heredero y primer ministro de Bahréin, Salman bin Hamad al Jalifa

ANDREW CABALLERO-REYNOLDS / AFP

La carrera política de Donald Trump es fruto de las teorías de la conspiración.

Su auge en la extrema derecha estadounidense y su posterior candidatura republicana se fomentó en la falsedad de que el entonces presidente Barack Obama había nacido en África.

Trump culpa a los demócratas, pero él incentivó el caso e incluso su nuera pide transparencia

Su afianzamiento como líder del movimiento MAGA se cimentó en la elucubración de que el millonario y depredador sexual Jeffrey Epstein no se suicidó en la celda de una prisión de Nueva York, en el 2019, como señala la versión oficial, sino que lo mataron para silenciarlo.

Trump estalló en insultos ayer contra sus propios seguidores. En su red social los calificó de “debiluchos”. En el despacho oval los describió como “estúpidos”, “republicanos tontos y engañados que han caído en la red” tendida por los demócratas por descalificar a la fiscal general Pam Bondi después del anuncio la semana pasada de que no existe la famosa lista de clientes del difunto financiero y pederasta, que en su día mantuvo una estrecha relación con el actual mandatario estadounidense. Bondi dijo en febrero tener la lista en su mesa.

Trump, el presidente de las conspiraciones, canibalizado por una de sus conspiraciones, cuestión que ahora califica de “nueva estafa” y “engaño” creado por sus enemigos, si bien la Epsteinmanía forma parte de la fundación de MAGA y su cruzada para secar la ciénaga de la corrupción. Su arrebato por la persistencia del asunto muestra la preocupación que cunde en la Casa Blanca y el mismo Trump por la ruptura que se palpa entre sus más fieles seguidores.

Aunque culpa del montaje a los demócratas (Obama, Hillary Clinton, Joe Biden, los sospechosos habituales), a los lunáticos radicales de la izquierda, y de afirmar que solo “antiguos partidarios” creen que Bondi oculta algo y exigen la transparencia que predicó su líder, el compendio de figuras cercanas al presidente que reclaman luz y taquígrafos resulta elocuente.

En realidad, el primero en echar gasolina al incendio fue Dan Bongino, nombrado por Trump número dos del FBI, y al que le secundó su jefe, Kash Patel. Tanto el uno como el otro hicieron fortuna en el trumpismo alentando la conspiración de Epstein y la necesidad de que se desvelara la presunta verdad.

Hay otros nombres relevantes que exigen claridad, como Laura Loomer, influencer admirada por el presidente; sus exasesores Steve Bannon o Michael Flyn; conspiradores como Tucker Carlson, Charlie Kirk o Alex Jones; y, entre otros muchos, legisladores de plena confianza como Marjorie Taylor Greene o el propio presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, cuya petición de información ha causado gran sorpresa puesto que nunca se había atrevido a contrariar a Trump.

“He perdido la fe en algunas personas”, sostuvo este miércoles. No especificó nombres entre los republicanos estúpidos, debiluchos o engañados a los que se refirió. Tal vez se dieron por aludidos todos los citados o incluso su nuera Lara, esposa de Eric Trump, que también alzó la voz para pedir transparencia.

Trump, al que el martes una periodista preguntó si él estaba en la lista Epstein, lamenta que se hable de un muerto en lugar de ensalzar sus logros, como ningún otro presidente.

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