Escupámosles a la cara

Mar de fondo

Ha clamado Pedro Sánchez por la inmigración regulada y ordenada desde Mauritania. El discurso del presidente llega en un momento en el que dormita la regularización extraordinaria de medio millón de personas en situación ilegal en España que parecía inminente. Ha adornado el presidente su discurso de voluntad pedagógica con los consabidos mensajes que vinculan la sostenibilidad del crecimiento económico con el mantenimiento de los flujos de llegada de personas venidas de fuera y la obligada solidaridad de los españoles por ser nosotros quienes antes nos marchábamos al extranjero.

En paralelo Torre Pacheco o Piera. En Murcia ensayos de pogromos y en Catalunya una mezquita calcinada. También el CEO y el CIS augurando un fuerte crecimiento de la ultraderecha, cuya oferta electoral pivota principalmente sobre el señalamiento del inmigrante. Súmenle al PP endureciendo el discurso para no perder comba por su flanco derecho. No se queden en España. Levanten la mirada y diríjanla a los EE.UU. de Trump. Y de vuelta a esta parte del Atlántico, sorpréndase con media Europa recuperando el control de fronteras, tomen nota de que Grecia ha eliminado de facto el derecho de asilo. Apunten que la presidenta de turno del consejo de la UE, la socialdemócrata Mette Frederiksen, empuja propuestas políticas que hasta hace poco tiempo parecían patrimonio de la derecha radical.

La llamada de Sánchez a una inmigración regulada es un desiderátum imposible

La panorámica es desoladora. Vista del frente o del revés, el diagnóstico es el mismo: estamos sentados encima de un volcán que amenaza erupción. El aumento de la temperatura, las fumarolas y los temblores asociados al movimiento del magma apuntan en esa dirección.

Es este el gran debate político y social del presente. Lo que empezó como una gotera amenaza con derrumbar el techo. La inmigración ha cambiado los parlamentos. Con ella se ganan y pierden elecciones. Y es precisamente esto último lo que hace que la conversación racional entre las élites políticas resulte imposible. Sabido es que el incentivo electoral está en dirigirse al estómago y no a la razón. Malas noticias que sumar a las malas noticias.

CORRECTION / (FILES) In this file photo taken on June 3, 2025 Denmark's Prime Minister Mette Frederiksen delivers a joint press conference with the President of the European Parliament at the Prime Minister's Office in Copenhagen, Denmark. Denmark's parliament in May 2025 adopted a law raising the retirement age to 70 by 2040, from the current age of 67. Since 2006, Denmark has indexed the official retirement age to life expectancy and has revised it every five years. In 2030 the retirement age will increase to 68, and in 2035 it rises to 69. Those born after December 31, 1970 will have to wait until age 70. (Photo by Mads Claus Rasmussen / Ritzau Scanpix / AFP) / Denmark OUT / TO GO WITH AFP STORY BY CAMILLE BAS-WOHLERT / #{emoji}147;The erroneous mentions appearing in the metadata of this photo by Mads Claus Rasmussen have been modified in AFP systems in the following manner: [In this file photo Denmark's Prime Minister Mette Frederiksen delivers a joint press conference with the President of the European Parliament at the Prime Minister's Office in Copenhagen, Denmark, on June 3, 2025] instead of [In this photo taken on June 29, 2021 elderly women sit on a bench to look at paintings displayed at the National Gallery of Denmark, in Copenhagen]. Please immediately remove the erroneous mention[s] from all your online services and delete it (them) from your servers. If you have been authorized by AFP to distribute it (them) to third parties, please ensure that the same actions are carried out by them. Failure to promptly comply with these instructions will entail liability on your part for any continued or post notification usage. Therefore we thank you very much for all your attention and prompt action. We are sorry for the inconvenience this notification may cause and remain at your disposal for any further information you may require.#{emoji}148;

Mette Frederiksen

MADS CLAUS RASMUSSEN / AFP

Con independencia de la mirada de cada uno sobre el fenómeno inmigratorio hay una cuestión previa innegociable. Hay que vomitar sobre quien incentiva la cacería del moro. Las razzias nocturnas en busca de carne humana a la que apalear remiten exactamente a lo que son: un acto criminal que solo la peor calaña de una sociedad puede perpetrar. Chusma que compite por la última posición en bajeza moral con aquellos a los que dice combatir, como sería el caso del animal que apalizó al abuelo pachequero, detonante de los acontecimientos de estos días.

Torre Pacheco amainará, la mezquita de Piera se reconstruirá. Pero seguirá aquí, cuando aterricemos en la calma, la misma necesidad de mirarnos al espejo e interpelarnos sobre la sostenibilidad de la convivencia y la paz social en una sociedad atemorizada por la velocidad a la que ha mutado y sigue haciéndolo su paisaje humano. Delincuencia y degradación de servicios sociales al margen, la batalla tenderá a recrudecerse porqué ya es casi de índole casi territorial. Ha pasado en toda Europa y España no es diferente. El retraso no ha servido para aprender, sólo para esperar pacientemente que las cosas llegaran al mismo punto de ebullición que otros países alcanzaron muchísimo antes. Ya hemos llegado.

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Sánchez defiende la migración segura y ordenada como motor de progreso para España

Sin control de fronteras efectivo, sin revisar la política de exención de visados, sin sacar de la calle a quienes delinquen, sin mandar el mensaje de que en España no habrá posibilidad de regularización para quien llegue ilegalmente -a excepción de quien acredite de verdad la necesidad de asilo-, sin aplicar criterios restrictivos en las prestaciones sociales que alivien la convicción de agravio de los ciudadanos españoles que no son vulnerables todavía pero que pelean cada día para no llegar a serlo, la llamada de Pedro Sánchez a una inmigración regulada y ordenada no es más que un desiderátum imposible. Como lo es también la solución mágica de las deportaciones, burda demagogia imposible de llevar a la práctica. Sólo que, cuanto más grave se torne el problema, más rápida e intensa será la fuga de votos hacia quienes deshumanizan a nuestros iguales sólo por haber nacido en otro país o rezarle a un dios que nos es desconocido.

Actúen. Dejen de pensar en como deberían ser las cosas y tomen nota de cómo son. Y, sobre todo, de cómo se han puesto. Y sí, en el mientras tanto y tantas veces como sea necesario, escupámosles todos juntos a los escuadrones nocturnos que salen de cacería y a quienes les incentivan a hacerlo aprovechándose de la baja calidad del cerebro que les tocó en suerte.

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